Muro de Berlín: cómo el techno unió a Alemania en el dancefloor

Tras la demolición del Muro de Berlín en noviembre de 1989, sucedió algo extraño y maravilloso. 

Los jóvenes de Alemania Oriental y Occidental convergieron en el espacio despejado por la demolición del muro para la fiesta, y su banda sonora preferida fue la música techno.

Se ha escrito mucho sobre el papel del techno en Berlín y el poder de la música para crear o mejorar la cohesión social. En el Berlín de 1989 se debían cumplir tres condiciones para que la música asumiera este papel: se necesitaban jóvenes con ganas de bailar y sin miedo a nuevas experiencias, emprendedores sociales para organizar estas raves y espacio disponible para montar los decks y las pistas de baile.

A mediados de la década de 1980, con la perestroika y la glasnost resonando en Alemania Oriental, las iglesias comenzaron a desempeñar un rol cada vez más importante en Berlín Oriental. Aunque las iglesias habían seguido funcionando en la RDA, se necesitaba convicción y coraje para que la gente mostrara su oposición a un régimen comunista. Las iglesias continuaron brindando espacios seguros para que las personas se reúnan pacíficamente. Pero también se exploraron como espacios alternativos para conciertos.

El ‘Bluesmessen’ (servicios religiosos con música para jóvenes) se hizo cada vez más popular, ya que estos eventos no se regían por la ley de la RDA ( Veranstaltungsgesetz ) y escapaban a la censura estatal. Después de años de censura artística a través de la Lektoratskommission (un panel estatal de evaluación de letras y música) y la necesidad de permisos para tocar música pop en vivo ( Spielerlaubnis ), lo que los jóvenes de Alemania Oriental querían era ser auténticos y de inmediato.

La banda de punk de Alemania Occidental Die Toten Hosen, por ejemplo, tocó dos conciertos ilegales en 1983 y nuevamente en 1988 en iglesias de Berlín Oriental. La necesidad de producir y consumir música inconformista se hizo evidente mucho antes de la caída del muro.

Pero lo que quizás se necesitaba era un nuevo tipo de música, algo no tan cargado cultural o políticamente como el punk, por ejemplo, que significaba cosas diferentes en las dos partes de la ciudad (sobre todo porque los punks no existían oficialmente en la RDA). Y luego apareció el Techno.

Unificación a través del baile

En 1989, dos culturas juveniles diferentes se encontraron en la pista de baile. Berlín Occidental era conocido como un lugar en el que los jóvenes de Alemania Occidental podían evitar el servicio militar debido a su desmilitarización después de la Segunda Guerra Mundial. Esta falta de servicio militar obligatorio tendió a atraer a un tipo particular de joven, uno que ayudó a definir una escena muy alternativa, creativa y artística en Berlín Occidental.

De este escenario surgieron empresarios que estaban acostumbrados a organizar fiestas y lo seguían haciendo en partes de la ciudad que estaban disponibles cuando se demolió el Muro. Los edificios abandonados en la antigua franja de la muerte que previamente había dividido la ciudad pronto se apropiaron como espacios de baile. El recién elegido Senado de Berlín lo aprobó, a pesar de que muchos de estos espacios se estaban utilizando ilegalmente.

Es aquí donde los emprendedores sociales de Berlín Occidental conocieron a jóvenes de Berlín Oriental que querían expresarse con autenticidad y sin vigilancia estatal. El acto de bailar ayudó a conectar a las personas de una manera que la política en Alemania aún hoy lucha por lograr. Muchos alemanes orientales continúan sintiéndose inferiores y ven la unificación alemana como una anexión de su antiguo estado, perdiendo su moneda (y para muchos, sus ahorros), su sistema educativo, protección laboral e incluso sus nombres de calles. Nadie les dijo nunca lo que significa una economía de libre mercado y cómo competir con éxito por trabajos, aumentos de sueldo o promociones.

El baile se convirtió en una forma para que los jóvenes se conectaran a través del cuerpo en lugar de las palabras, y el techno en Berlín proporcionó un lienzo limpio para que los jóvenes se sintieran parte de la sociedad de una manera que quizás la política no lo hizo.

Auge de la ‘Easyjetset’

El entusiasmo y la dedicación de algunos de los emprendedores sociales de las décadas de 1980 y 1990 ha dado lugar a una escena musical vibrante en Berlín hoy. De hecho, la escena techno de Berlín se ha vuelto tan famosa que los turistas visitan Berlín no necesariamente para satisfacer sus intereses históricos, sino para ir de discotecas: el Easyjetset.

Este desarrollo ha permitido que Berlín se comercialice como la “capital del techno”, mostrando el valor que tanto los turistas como el Senado de Berlín asignan a la música electrónica en la ciudad. Se evidencia además en la forma en que la ciudad intenta salvar algunos de sus espacios (sub) culturales únicos a través de subsidios, algo que Londres no está haciendo.

Muchas de las personas que organizaban fiestas y conciertos en ese entonces se han convertido en importantes comentaristas sociales y culturales y contribuyentes a la cultura de la ciudad y más allá. Por ejemplo, Mark Reeder, quien organizó los conciertos ilegales de Die Toten Hosen en la década de 1980, que crearon oportunidades para que los jóvenes de Berlín Oriental se reunieran y se expresaran, continúa trabajando en la ciudad como propietario del sello (MfS) y comentarista cultural.

Dimitri Hegemann nos regaló la famosa discoteca Tresor. La música techno que defendió Tresor ahora se considera que proporcionó la banda sonora para la unificación alemana. Hegemann es un comentarista y emprendedor cultural internacional influyente que continúa desarrollando proyectos interesantes que benefician tanto a la ciudad como a la Alemania rural.

La unificación está completa en las pistas de baile de Berlín. Los berlineses y los turistas se benefician de esta unión de energía creativa, entusiasmo y dedicación. ¿No sería maravilloso si la música lograra unir al resto del mundo de una manera similar?

_Fuente.

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