A medida que Apple Music, Tidal, Google Play Music y Spotify siguen la batalla por los clientes, el último servicio de streaming ha recurrido a los grupos TPG, Dragoneer Investment Group y algunos clientes de Goldman Sachs para recaudar los fondos necesarios que permitan superar a su competencia.
Spotify, ha recaudado entre inversores un total de 1.000 millones de dólares en deuda convertible, un tipo de bonos que pueden ser transformados en acciones, y una forma de financiación que otras nuevas e importantes compañías tecnológicas como Uber, han utilizado recientemente en este contexto de volatilidad financiera.
Sin embargo, la empresa sueca se enfrenta a unas condiciones estrictas y potencialmente peligrosas. La tasa de interés anual de la deuda se ha fijado en cinco por ciento, y se incrementará en un uno por ciento cada seis meses hasta que la compañía se haga pública o se alcance un límite del 10 por ciento.
TPG y Dragoneer, también son capaces de convertir la deuda en acciones, a un precio reducido del 20 por ciento del precio de la acción de Spotify que se establece en el caso de una oferta pública inicial. Si no se hace pública dentro de los 12 meses, este descuento se incrementará de manera constante.
Las dos empresas de inversión también podrán sacar provecho de sus acciones a cabo 90 días después de la salida a la bolsa. Si Spotify tiene un mal año, esto será malo para sus empleados y otros inversores con el período de bloqueo antes de que puedan vender una duración de 180 días.
No obstante, si Spotify tiene un año de éxito que podría aumentar significativamente su valor, los términos estrictos de inversión no serán demasiado costosos. Con la amenaza de Apple Music bien financiado y con un crecimiento cada vez más fuerte, está claro por qué se ha tomado el riesgo.
La compañía ha prometido a sus nuevos inversores, garantías estrictas vinculadas a si tiene lugar una OPV (oferta pública de venta, salida a Bolsa) en el próximo año.
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